miércoles, 11 de febrero de 2009

Muñeca de cartón rota



Muñeca de cartón rota

Entre altos muros se esconde un castillo,
y entre torre y torre solo vivía el olvido, en
una Bonanova fría de unos años ya vividos.
Del mundo fue apartada una pequeña niña,
que sola y en silencio de pena sufría.
Con un frío invernal, que sus lágrimas se helaban.
De ojos como el monte grandes, y
profundos como el propio abismo,
dónde la escarcha
refleja, lo que no podía ser visto.
Buscaba claridad en su recuerdo,
para ver la cara y los ojos de su muñeca.
Un segundo duró su abrazo,
y solo descubrió que de cartón era su alma.
¡Cuánto lloró la niña¡
Tanto la amo que en el recuerdo vivía, porque
de un tirón se la quitaron y
escondida la dejaron para siempre y olvidada.
La niña perdió a su muñeca, pero no
el recuerdo de su abrazo,
que desde entonces la acompañó
en sus andares solitarios.
Cuando las torres atravesó para siempre,
se acordó de su muñeca de cartón, que
con voz quebrada y temblorosa,
llorando la llamaba.
A golpes se la trajeron, y
cuando por fin pudo mirar su cara,
que en la memoria clavada estaba,
rota la encontró,
igual que rota su alma.

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