viernes, 20 de febrero de 2009

PIEL Y RAIZ

Inqui 8 de enero 2009

PIEL Y RAIZ

Toda tú eres para mi, todo lo mío te doy,
Vivo para ti, y tu vida mía es.
Me perteneces.
No hay espacio ni tiempo que comprenda
la ausencia del deseo.
Mi piel es para ti, con
ella te protejo de todo daño ajeno.
Nada tengo en posesión, sí una pasión ciega,
que cierra la comprensión a perderte para siempre.
Amarte sin cuartel, hasta quedarme extasiado,
vivo por ti y vivo de prestado,
embrujado por la esencia que transpiras y
por el brillo de tus ojos pardos.
Solo mirarte enloquezco, por que
no hablan de ti tus curvas, ni tus
pequeños senos, solo veo en ti
mi esencia que se entierra,
como raíces muertas,
¡qué locura ¡
sé seguro que estaré atado
hasta que mi vida de ti
quede liberada.
Los años han hecho de mi tu esclavo,
que glorioso y resignado acepto de todos modos.
Más duro sería perderte que estar en ti enraizado.
Ya sé que tu vida mía no es, y solo a ti te
pertenece.
No quieres raíces ajenas que hagan pesados
tus pasos.
Me quieres como me quieres,
pero te sobra mi piel.
No quieres piel que te asfixie,
sino que camine a tu lado.
Quieres ser libre y vivir a mi lado,
Caminando juntos sin estar atados,
que las raíces no salgan,
ni en mis pies ni en tus manos,
para no ser esclavos,
de nuestras vidas atadas.

Aniversario de su adiós, Enrique Balagué i Valls

A ENRIQUE BALAGUÉ i VALLS
(Aniversario de su adiós)

Se oye el viento de tu ausencia,
se huele el perfume de tu esencia.
Tu recuerdo por tu risa,
mi adiós definitivo.
Año que ha pasado,
enraizado en lamentos,
lágrimas negras que huyen al mar.
Ojos que se secan, y el sentido perdido.
La vida que se fue, la vida que se ha ido.
Tierra del olvido, que cubres la tristeza,
tierra de la esperanza, pero maldita y sincera.
Hoy ya no estás, pero sigues conmigo.
Verano viejo, verano marchito.
Versos de espuma blanca,
donde moras en silencio.



Mi recuerdo para ti

Abuelo José

Inqui 9 de enero 2009


Abuelo José

Querías marchar
sin hacer ruido,
vivías a la sombra de
tu cuerpo hundido,
temiendo a todo,
incluso de ti mismo.
Como un sauce sin hojas,
así era tu cuerpo,
desprovisto de alma y
de angustias lleno.
Así caminaste por
toda tu vida, con
pies que se arrastran
buscando un sentido.
Tanto miedo a morir cómo
a seguir viviendo.
De sonrisa triste, y
mirada perdida, así te
sentí, hasta antes de irte.
Qué cerca estuvimos
tan solo un minuto,
cuando acariciaba tu cara
en tu lecho de muerte.
Abriste los ojos para
despedirte, y de tu corazón
brotó la magia hacia el mío.
Vibré por dentro sin saber
qué pasaba, y cuando tu mano
prendí de amor llena estaba.
Con sólo una mirada,
y en tu último aliento
tu alma me hablaba, y
entonces pude ver
la felicidad que llevabas.

José, el abuelo.

Ina

miércoles, 18 de febrero de 2009

Palabras de humo










Inqui 13 de febrero 2009

Palabras de humo

Caballero galante, altivo y cordobés,
que alborotas mi quietud con besos robados
entre callejas adoquinadas.
Vienes a seducir y a irrumpir en mi corazón,
que roto y herido está por otro amor.
Lames mis heridas, con dulzura y pasión,
descubriendo poco a poco los misterios de mi cuerpo.
Me dejo llevar por el abismo de tus besos.
Te descubres hombre enamorado, cuando dabas
la batalla por perdida.
Me quieres porque me quieres, pero el quererme te duele.
Eres cautivo de otra hembra, que a ella nunca quisiste,
pero dejarla te da miedo, miedo por buscar tu vida,
la que felicidad te diere.
Hombre castrado y cobarde, de decisión esquiva y tardía,
ahora que miraba en ti, tu ya te has decidió.
Sí, sabes qué me quieres y sabiendo no me retienes,
prefieres vivir ahorcado que en libertad a mi vera,
cuándo yo te daba todo y todo te roba ella.
Palabras de humo que cegaron mi sazón,
ahora te digo adiós con pena y sin despecho.
No es una guerra entre tu duda y tu corazón,
pues hombre de mundo eres para saber lo que quieres.
Has renunciado a la vida, al amor que yo te di, por
miedo a romper el disfraz que llevas en candelero.
Al aire volarán como el humo,
las palabras que me dijiste,
habiendo sido testigo,
los muros de la Mezquita.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Palabras quebradas











Palabras quebradas

Luz que brillaba
clara y ofensiva,
que en ocasiones hería
al caminante ciego.
Envidias y recelos
provocan tu inocencia,
que el tiempo y
el polvo del camino
entristecen las palabras
que de amor sí un día fueron.
Se retuercen las entrañas
por errores ajenos,
que uno hace suyo
como el secreto del universo.
Palabras que enmudecen, para
refugiarse en el abismo
del alma que aguanta el cuerpo,
que nadie ve, y que solo a ti hablar puede.
Suspiros ahogados que sollozan, de
sueños que se escapan
entre laberintos yermos.
Grietas por dónde pasan alas,
rompiendo el muro que custodia al alma.
Ahora eres isla habitada por tu voz,
que un día quebró para oír el silencio.
Sólo en el vacío se oye el sentido de las palabras,
que al aire vuelan libres para no ser quebradas.

Muñeca de cartón rota



Muñeca de cartón rota

Entre altos muros se esconde un castillo,
y entre torre y torre solo vivía el olvido, en
una Bonanova fría de unos años ya vividos.
Del mundo fue apartada una pequeña niña,
que sola y en silencio de pena sufría.
Con un frío invernal, que sus lágrimas se helaban.
De ojos como el monte grandes, y
profundos como el propio abismo,
dónde la escarcha
refleja, lo que no podía ser visto.
Buscaba claridad en su recuerdo,
para ver la cara y los ojos de su muñeca.
Un segundo duró su abrazo,
y solo descubrió que de cartón era su alma.
¡Cuánto lloró la niña¡
Tanto la amo que en el recuerdo vivía, porque
de un tirón se la quitaron y
escondida la dejaron para siempre y olvidada.
La niña perdió a su muñeca, pero no
el recuerdo de su abrazo,
que desde entonces la acompañó
en sus andares solitarios.
Cuando las torres atravesó para siempre,
se acordó de su muñeca de cartón, que
con voz quebrada y temblorosa,
llorando la llamaba.
A golpes se la trajeron, y
cuando por fin pudo mirar su cara,
que en la memoria clavada estaba,
rota la encontró,
igual que rota su alma.

viernes, 6 de febrero de 2009

Feliz aniversario



Medio siglo encarnada





Medio siglo pendido en tus entrañas
buscando la esencia de la vida
que va cubriendo tus cabellos,
de un platino muy fino.
Mujer de guerra,
luchadora encarnecida
sensible y tierna,
como armas de defensa.
Espíritu de contradicción,
que escupes tu timidez
con avidez y descaro.
Peleas por saber quién eres,
luchas por encontrarte.
¡No decaigas niña mía¡
que al final todo se sabe.
Medio siglo ha pasado
con más brillo que pena
aunque tú no lo creas,
eres como una estrella.
Astro del firmamento
aunque vayas de negro y
vivas entre tinieblas.
Tenebrosa es la vida,
pero siendo una estrella
eres grande y divina.
Amores y más amores
han cubierto tus anhelos
pero ninguno tan profundo,
para perderte con ellos.
Cincuenta dejas atrás
como algo ya vivido,
más bonito es mirar
sin miedo y hacia el futuro.
Vive embriagada,
dichosa y serena
que el camino de retorno
ha de ser sabio y sin penas.
Contigo quiero estar
hasta el final del recorrido,
porque a nadie como tú,
querré toda mi vida .


Niño de mis entrañas, GABRIEL






“Al niño de mi alma, el hijo de mis entrañas”
(a mi hijo Gabriel con todo mi amor, y que da sentido a mi vida)

Sin mirarte, ya te veo,
Sin tocarte, te acaricio
Sin estar, te presiento.
Eres mío, ya lo sabes.
Con todo el amor viniste,
¡qué instante, qué belleza¡
Cuanto amor derramado,
Cuanto amor entregado,
¡Qué dulzura en tu semblante¡
La rama se ha hecho árbol
El árbol echa frutos
Y sus frutos, ¡un encanto¡.
Con mis brazos te ato
Con mi corazón te abrazo
Y con el ama te grito,
¡Niño de mis encantos¡
El corazón se ha desposeído
del peso del vacío,
para llenarse de ti,
y cobrar todo sentido
Jamás te irás de mí,
iluminas mi camino,
una vida sin ti,
no tendría ningún sentido.
Somos seres de paso
La eternidad nos aguarda
Yo seguiré tus pasos
Allí donde tu vayas
Cuando las llamas hagan de mi sus cenizas,
no te aflijas, niño de mis entrañas.
Que quererte, como te he querido,
Tiene todo, mucho sentido.

domingo, 1 de febrero de 2009

Claro de Luna

Inqui 13 de diciembre 2008

Claro de luna

Una de la madrugada, y tu voz
me llama a gritos una
y otra vez,
yo ignorando tu lamento,
de mi ausencia en tu claror.
Sola radiante e insultante
llamas a mi puerta,
noto tu presencia
aunque no quiera verte.
Me inquieto por dentro,
me llamas de nuevo,
me niego a verte, y
sigues mi rastro, quieres
que te vea para decirme algo,
oídos sordos y mirada ciega.
Arranco mi pereza y por fin
voy a verte.
Levanto tediosa
el velo que enmaraña la
distancia que separa tu vida y la mía.
Sin apenas mirarte me asombra
tu sombra,
no puede ser, estás
ya muy dentro,
no quiero pisar para no insultar
la gran belleza que viniste a regalarme.
Coqueteas sin pudor, pues
ahora que voy a verte
tímida te escondes
¿Dónde estás Luna Llena,
dónde estás que no te veo?
Por encima del tejado te descubro, y
abro mis ojos para ver tu esplendor,
que el solo brillo de tu cara,
ciega mi lógica.
Con qué dulzura iluminas mi jardín,
geráneos, jazmines y bogambílias
te saludan y te regalan su aroma.
Miro y te remiro y
veo que me miras,
sé que me llamabas, aunque no lo quisiera oír,
¿Por qué entras en mi casa, qué quieres de mi?
Tú estás arriba pero tu luz
junto a mi,
me abrazas con tus rayos, hermosura, y plenitud
me pides que te pida
un regalo para mi, por eso ahora entiendo
tu presencia en mi jardín.